Hora de salida:22:45 hrs. Hora de encuentro: 22:30, hora de llegada: indeterminada.
La noche esta fresca, y limpia, el cielo peina algunas nubes grises que se perdieron de la manada. Las calles reflejan e brillo de la noche y las sombras pisan su nitidez.
Se encuentran, se analizan, y se ovacionan mutuamente, cuando en el fondo están pensando en cual sería el momento ideal para sacarse la ropa.
Una vez en el lugar, ven el ambiente y se acercan a la barra, para observar si hay algún conocido. Pasan unos minutos, conversan del diario vivir y piden el cover, cómodamente sentados en una esquina de la barra. La música es adecuada, la gente está alegre, ríe, baila y hace el ridículo muchas veces. Ríen de las tonteras de los demás y pelan al que pase por delante. Ella tasa el ambiente y su nota es de un cinquito, salvo algunas excepciones, el mira a su alrededor y ve algunas faldas provocativas y unos escotes llamativos, pero ninguno como el de su acompañante, estaba estupenda¡ vestía una falta de gamuza aterciopelada ¾ con corte diagonal de color verde musgo, una blusa abierta, cuyo escote dejaba ver un poco más de lo permitido. Botas, aros y collar en juego. Sin duda era la atracción. Note al entrar como las viradas se apoderaban de nosotros cuando entramos al local. Estábamos que ardíamos, y nos dejábamos querer. Él, tampoco esta mal, pantalón gris de tela delgada, parece a la medida¡ marca sus buenas formas y resalta otras. Zapatos de implacable luto, y una camisa azul a rayas, negras. Chaqueta oscura, y su pelo tomado cautelosamente reflejaba una dedicación considerable y lo que lo hacía más llamativo aún: una billetera moderada, Reía frívolamente. Y pensaba en lo bien que lo pasaría esa noche. El trago va a la mitad y la música comienza a ponerse pachanguera, los ánimos se elevan se abre la pista de baile, la jauría de humanos desbordante de testosterona sube a exhibir los movimientos corporales en las danzas más variadas.
La pareja aún en la barra, conversa livianamente, se miran a los ojos y se marcan el uno al otro. Ambos sienten las miradas penetrantes y acechantes. Ella ve como un grupo de machos la miran desde una mesa cercana y le envían invitaciones y besos, ella se deja querer y flirtea a lo lejos. Él ve al otro lado de la barra una chica acompañada que busca entre las miradas un escape de salvación. Ambos están jugando con el deseo. Ya ha pasado 1 hora desde que llegaron y es tiempo de ir a moverse un poco, en el camino pasan a los respectivos baños. Se acomodan, se admiran y continúan su camino a la pista. Ella lo atrae hasta el centro y comienza a seducirlo con sus movimientos sensuales. Él se deja llevar por las curvas de su acompañante. Se sienten libres y se dejan llevar, los movimientos se hacen cada vez más próximos, provocándose unos a otros. Cada baile una oportunidad para tocar sus cuerpos, para juntarlos, para besarlos, se contorneaban por todos lados, se acercaban y acomodaban mutuamente. El calor, y la música los hacía vibrar. La sensualidad de los movimientos provocaba un acercamiento natural donde su trasero se apretaba contra su virilidad cada vez más y más recio. Y lo volvían hacer.. una y otra vez. Ahora de frente, pegados sus pechos, labios y demáses. El calor se vuelvo sofocante y las gotas de transpiración se pierden en sus pechos, marcando el camino a secar. Eran un verdadero espectáculo para aquellos solitarios y solitarias que admiraban la sensualidad de la pareja. En el descanso, él, fue al baño mientras que ella se quedo tomando un poco de aire cerca de una ventana próxima a la barra. Se le acerca uno de tipos de la mesa, y le habla despacio para forzar un acercamiento, el directamente la estaba seduciendo, pero ella no se dejaba intimidar. Al contrario, lo insto a seguir su juego, lo que sorprendió al osado jugador extra. Reían mientras que él le invitaba un trago, ella lo acepto y agradeció de buena manera. La conversación duro unos minutos, mientras el retornaba de refrescarse, al salir del baño vio a la chica de la barra, estaba como perdida y le se ofreció a orientarla sin conocer mucho el lugar. Ella quería salir a tomar aire, el la guió por el camino a la azotea, noto que tenía un cuerpo duro y bien proporcionado, una voz suave y una mirada profunda. Nada le llamo más su atención que su timidez, se dio cuenta del tiempo y recobro el sentido, se despidió con un beso en la cara y buenos deseos. Al volver, ve de lejos a su mujer coqueteando con el tipo de la mesa junto a la barra. Toma distancia y rodea el camino, ve sus movimientos coquetos y directos, sus risas y sus miradas de admiración, el se debe estar refiriendo a lo bella que esta esa noche, y ella se debe estar dejando admirar. Me ve, y continua su juego de seducción. Me acerco lentamente y sin palabras la beso profundamente, su respuesta fue húmeda y apasionada. Nos separamos y me dispongo a saludar al hombre que ha entretenido a mi mujer en mi ausencia, - buenas noches, cómo estás mi nombre es Bastian, con quién tenemos el agrado?- él, un poco confundido, se demora en su respuesta y Carolina (mi pareja desbordante esta noche) responde -su nombre es José.-. José era un joven de unos 26 años estudiante de derecho, con muy buena facha, buena ropa y una abultada chequera familiar. Y con una ganas desbordantes de conquista. Conversamos un rato los tres y nos reímos bastante, el invito los tragos y nosotros nos aprovechamos de su situación. Carolina quería ir a refrescarse un poco y sin dudarlo José se ofreció a acompañarla, si no me importaba, ella me miró y accedí. Los vi alejarse juntos, ella le tomo la mano para no separarse entre la multitud y el no la dejó de admirar ni un segundo. Yo por mi parte, bebía mi cuarto trago y admiraba la panorámica, cuando se le acerca por la espalda la chica misteriosa, se saludaron y el le invitó un trago, ella sonriente aceptó y platicaron mientras el la desnudaba con la mirada ella se fijaba en lo abultado de su pantalón, sus miradas se encontraron en lugares inapropiados, pero excitantes. Se miraron y ella le tomo la mano y lo condujo a un lugar poco explorado, habían unas sillas y una ventana que no daba a ninguna parte. Estaban solos en ese mar de gente. Y ella lo tomo por el cuello y lo besó sin más palabras, el bajo los brazos y los llevo a su trasero, estaba duro, ella lucía una hermosa falta corta y una blusa negra, no traía sujetador alguno y sus deseos apasionantes. Mis manos subieron ese trozo de género y poseyeron la depresión húmeda de su ser. estaba mojadísima, dijo que se había mojado con las miradas de la barra y que sabía que esa noche no se iría sin sentirme en su interior. Deslizó sus manos a mi pantalones, sacó el botón y noto la humedad de mi sexo asomante, bajo el cierre y los tomo en sus pequeñas manos, l miró unos segundo y dijo –tal como me lo imaginé- y me perdí en su boca, lo succionó como nunca había sentido, me tragaba completo y quería más, lo movía y lo lamía de arriba abajo una y otra vez, sus pechos quedaron a la intemperie y mi masculinidad se perdía entre ellos y su boca. En un minuto estaba apoyada contra el vidrio sus pechos aplastados daban hacia la calle y la poseí en ese momento, estaba deliciosa, llené todo su universo con mi ser, una y otra vez.
Mientras que Carolina arrastro a José hasta le baño de mujeres y lo llevó a una caseta donde sacó su ropa interior e hizo que le practicara sexo oral antes de que la penetrara, José asintió con una sonrisa de bebé y comenzó su jugosa participación. Lo hacía muy bien pero Carolina quería salir de la duda, quería saber si los que resaltaba su pantalón era un efecto óptico o no. Y metió su mano en el pantalón y lo toco cómo roca, bajó el pantalón y vio el pene más delicioso que se habría podido imaginar, era un pene de unos 21cm. vigoroso y apetecible que no dudo ni un segundo antes de lamerlo por todos lados… estaba como loca, lo chupaba y lo besaba una y otra vez. Su lengua jugaba con su glande descomunal, lo quería dentro, el sólo verlo la había hecho mojarse, separo las piernas y el la tomó en su fuertes brazos, y bruscamente la penetró de golpe, ella gemía tratando de controlarse, pero no le importaba ya, lo tenía dentro, no todo, pero la mayor parte y se sentía morir. Era fantástico. Alucinaba y se golpeaba contra el con fuerza. Una y otra vez, terminó incontables veces en los mejores orgasmos múltiples que había tenido en su vida. Mientras que Bastian estaba haciendo gemir a esta inusual chica cuyos alaridos se hacían cada vez más y más intensos… me gritaba que se la metiera más y más… que estaba a punto de acabar, que ya no podía más que era el más delicioso que había tenido en su interior. Y me excitó a como de lugar y mis embestidas se hicieron cada vez más fuertes, rápidas y profundas… lo que la llevo a su orgasmo y sus gemidos arrastraron el mío en la desbordante lluvia de líquido ardiendo en su interior y corriendo por sus piernas… -a su vez, en ese mismo instante en cuanto José le avisó que acabaría, ella no sabía que hacer quería sentir la explosión en su interior, pero también quería saborear su embriagador licor. Lo pensó y le ordenó terminar dentro de ella, quería sentir como subía el semen por ese enorme mástil. José, ya no aguantaba más, se movía cada vez más rápido y hacía sonidos guturales, dejo salir su lava blanca y espesa con una fuerza brutal que lleno todos los rincones nunca antes conocidos, la cantidad de semen era increíble cayó al suelo una gota gigante de ese licor que no quiso desperdiciar y una vez con sus piernas cerradas y su boca deseosa seco y trago cada gota restante que saliera de ese pene maravilloso que la hizo ver las estrellas en el baño de mujeres de un pub, se acomodó su falda, sin mojarla ni mancharla, echó a José del baño, se arreglo el pelo y se lavo las manos, sin más volvió en busca de su amante perdido que estaba mojadísimo y extremadamente caliente tras un orgasmo memorable. Me incorporé a la silla, subí mi pantalón y me arreglé, vi la hora y me pregunté donde estaría Carolina en estos minutos, se habrá preocupado? Me estará buscando?... en ese momento ya estaban listos y cada unos se fue por su lado. Ya en la barra, se encontró con José que lucía una sonrisa particular. En ese entonces llegó Carolina, excusándose diciendo que el baño era un caos. Y provocativamente besa a Bastian con un profundo beso sabor a semen, José asustado, no haya que hacer y se toma le trago al seco, lo miro y le pregunto si le gustó follarse a su mujer. Lo pensó y se vio sin escapatoria, y asumió- No, en realidad me encantó.- miro a Carolina y le pregunto si le gustó y ella sonriente dijo que le había gustado disimulando su adoración por el falo de José. Bebieron un trago y Carolina le pregunto si había encontrado alguna chica que le llamara la atención y éste negó con su cabeza.
Se sentaron en una mesa a beber y conversar, estaban los tres. Carolina en le medio de ambos, Bastian la tocaba y esta a José. Las miradas fogosas y las manos ardientes llevo a Bastian proponerles subir a la azotea, donde estarían más cómodos. La azotea es un lugar particular, bastante fusco, con sillones cómodamente ocupados por cuerpos agitados. Bastian tomó a Carolina y la beso profundamente mientras se acomodaban en el sillón de la esquina. Lentamente se incorporó José. Las acciones se volvieron un poco ardientes, los besos y caricias ahogaban a Carolina que no reclamaba por su aire. José la besaba húmedamente mientras Bastian, con su lengua, juega en sus pezones duramente marcados. La humedad traspasa la ropa interior y decide sacársela en el lugar y se las regala a José, este luego se drogarse con su aroma las guarda en su bolsillo. Y deja el camino libre a Bastian para que juegue con su punto de placer, primeramente lo acaricia con su mano bajo la falta, ve a sus alrededores y todo el mundo sigue en lo suyo, así que no escatima y levanta la falta descaradamente y con su lengua recoge los residuos mezclados del placer pasado. Sube entre los pliegues y lentamente lo descubre con la punta de las papilas y lo acaricia tiernamente mientras José bruscamente apreta y muerde sus pechos simultáneamente. Se siente llevar… cuando de pronto una sombra interrumpe desconcertadamente la escena. Era la chica misteriosa, estaba ahí, parada frente a los tres amantes y sutilmente le pregunta con voz cálida a Carolina si puede unirse a su diversión, ésta, impávida, la convido a sentarse a su lado… se miraron todos los detalles y apoyaron sus cabezas en los respaldos mientras que los hombres comenzaban a ver el juego con una agradable sonrisa maquiavélica. Ambos con sus lenguas y manos ocupadas y ellas besándose lentamente, cómo disfrutando cada respiro. La situación se estaba descontrolando, y decidieron buscar un lugar más cómodo, saliendo del local, José ofrece el dpto. de sus padres que está ubicado en la playa, todos asintieron y se pusieron en marcha. Carolina iba con Bastian, mientras que José iba con la chica misteriosa que se llamaba Susana y era de la capital.
En el camino José iba adelante enseñando el camino mientras que atrás no perdían el tiempo. Por la carretera, Carolina bajo el cierre del pantalón de su acompañante y saco su masculinidad completa… lo estimulo con palabras suaves y movimientos certeros. No aguanto mucho tiempo sin tenerlo en su boca… lo beso desde la punta hasta a base, estaba duro y caliente, lo sentía latir en sus manos y estas se movían una y otra vez, de arriba hacia abajo, escapando de la furia apasionada y descontrolada de sus boca. El camino estaba oscuro, y la velocidad mezclada con la lujuria de lo prohibido hicieron de la situación una desbordante ola de placer que llenó la boca de Carolina. Agotado y un poco lejos de los guías le pidió que ella siguiera conduciendo, mientras el recobraba fuerzas. En unos minutos sobrepasábamos un auto detenido en un costado, donde sus ocupantes altamente excitados fornicaban con total despreocupación, reían y el viaje estaba concluyendo, así como la noche.
Después de estacionar y ya en el ascensor, las caricias intimas y mutuas eran casi tan normales como respirar. La puerta se abrió y en el pasillo se escuchaba el sonido de las olas, entramos al lugar y contemplamos la maravillosa vista del mar, el sonido de las olas era tan estimulante que pasaron ni 2 minutos cuando ya estaban amándose en cada esquina. Llegaron a la habitación, y los 4 jugaban en la cama, era lo más intenso que habían vivido.
José estaba sobre Carolina mientras Bastian sentado en una silla observaba cómo ésta disfrutaba cada embestida animal de su agresor, mientras Susana besaba tiernamente a su amada, la ternura dio paso a la pasión y ahora Carolina tenía en su cara todo el sexo de Su, ambas gemían como locas¡, , estaban terminando. Se notaba, conocía los sonidos que realizaba su mujer cuando esta terminaba y ese era uno de ellos. José saca su enorme verga y comienza a terminar en la boca de Susana, esta hábilmente traga lo que queda de una noche agitada Era el cuadro más caliente que había visto, su mujer atravesada por otro hombre y su boca cubierta por fluidos vaginales, que placer más sórdido me produjo. Autosatisfaciéndome a mil por hora, me veo interrumpido por las suaves manos de mi mujer, que delicadamente se sienta sobre mi, introduciéndome en su interior lentamente, disfrutando con el placer de mi mirada y volviendo a llenar ese espacio ya antes ocupado por otro. Su mirada es cómplice y diferente, es una mirada agradecida por lo vivido, por disfrutado y por lo compartido. Me besa en los labios inocentemente, me rodea con sus brazos y danzamos el vals del amor al compás de las olas, no teníamos prisa, éramos sólo nuestros, y la noche había pasado y el orgasmo ya no importaba porque nos teníamos el uno al otro por siempre. Unidos aún abrazados frente al mar, se cubrieron con la manta de su costado y permanecieron unidos hasta que el sonido de las aves marinas los despertaron. Silenciosamente tomaron su ropa y se fueron vistiendo camino al ascensor. Compararon el desayuno en un autoservicio y se rieron durante todo el camino, dejando atrás una noche realmente freak que quién sabe si algún día se volverá a repetir. Y será hasta entonces…
x Vola´2