Tus manos tiemblan y tu sonrisa nerviosa busca refugio en mis labios fríos.
Al Atton fue la orden al taxista que sonreía maliciosamente como si leyera mis pecadoras intensiones.
Entramos en la habitación borrachos de pasión, parecía que todo se nos pusiera en camino y yo no podía separarme de tu piel, caíste rendida a mi cuerpo. Te entregaste a la cama y tu mirada me invitaba a acompañarte al infierno.
Mis manos descubren poco a poco tu delicado y suave cuerpo, un ataque de inseguridad te arrastra al baño, sigues pensando en él.
El reflejo de las luces de la ciudad iluminan mi rostro humeante sobre el vidrio, pareces complicada y sexy a la vez. Corres a mis brazos y me pides perdón, -No lo puedo hacer-, "entiendo" le susurro secando su lágrimas con mis labios. El suave roce de nuestros cuerpos electrifica la habitación, tus pechos se marcan sobre mi camisa, estás respirando con la boca, tus ojos se sienten dejar llevar con cada centímetro que mis manos recorren.
-Vete! Hazlo ahora que no podré detenerme si te quedas.
Contra la ventana la ventana olvidas tus temores, me sientes firme y no existe nada en ese instante, somos sólo tu y yo.
He perdido la práctica, movimientos torpes con tu sujetador te liberan y centran la atención de todos mis sentidos, los miro con ternura, las tomo entre mis manos ásperas, firme y con dominación, pongo la cima en mi boca y los disfruto como un niño, eres mía y lo sabes.
Tus manos no pierden el tiempo, correa fuera, pantalón a medias y tus labios comienzan a bajar por mi cuello, tus manos acarician mi espalda y siguen bajando... Tus labios reciben mi masculinidad brillante de lubricación, tu lengua recorre los bordes de mi extensión, me estremezco con cada movimiento, te tomo bruscamente y esa boca que estaba en mi sexo ahora me besa profundamente. Te apoyo contra el vidrio, tus piernas me rodean invitándome al cielo, mientras te beso nos unimos en una suave, lenta y profunda sensación de eternidad, nada podría borrar este momento, es un punto de no retorno, escogiste vivir, y elegiste tenerme en tu interior, me pedías que siguiera, que no parara jamás, continuamos fundiéndonos en la cama. Ahora tu tenías el control, tus caderas bailaban sobre mi, tus pechos eran atrapados por mis manos, mis dientes, mis labios y no paraba entrar en ti...
Tus ojos se perdían con cada movimiento, tu espalda se curva, tu gemidos son cada vez más fuerte, la habitación es el único testigo de tu orgasmo ahogado, intenso y largo. Al verte gozar mis movimientos se aceleran, mis manos apretan tus pechos y me dejo llevar, lo sientes salir y llenarte cada espacio de tu vagina, late fuerte, está caliente y exhausto.
Caes rendida a mi lado, jadeando y es cuando notas las 25 llamadas perdidas de tu iPhone. Me miras tiernamente lo apagas y te acurrucas sobre mi pecho.
No te duermas me dices, aún nos queda el jacuzzi.
Atrás quedó tu marido, el hoy fue más presente que el ayer y mañana quién sabe.
Gnite
Mis manos descubren poco a poco tu delicado y suave cuerpo, un ataque de inseguridad te arrastra al baño, sigues pensando en él.
El reflejo de las luces de la ciudad iluminan mi rostro humeante sobre el vidrio, pareces complicada y sexy a la vez. Corres a mis brazos y me pides perdón, -No lo puedo hacer-, "entiendo" le susurro secando su lágrimas con mis labios. El suave roce de nuestros cuerpos electrifica la habitación, tus pechos se marcan sobre mi camisa, estás respirando con la boca, tus ojos se sienten dejar llevar con cada centímetro que mis manos recorren.
-Vete! Hazlo ahora que no podré detenerme si te quedas.
Contra la ventana la ventana olvidas tus temores, me sientes firme y no existe nada en ese instante, somos sólo tu y yo.
He perdido la práctica, movimientos torpes con tu sujetador te liberan y centran la atención de todos mis sentidos, los miro con ternura, las tomo entre mis manos ásperas, firme y con dominación, pongo la cima en mi boca y los disfruto como un niño, eres mía y lo sabes.
Tus manos no pierden el tiempo, correa fuera, pantalón a medias y tus labios comienzan a bajar por mi cuello, tus manos acarician mi espalda y siguen bajando... Tus labios reciben mi masculinidad brillante de lubricación, tu lengua recorre los bordes de mi extensión, me estremezco con cada movimiento, te tomo bruscamente y esa boca que estaba en mi sexo ahora me besa profundamente. Te apoyo contra el vidrio, tus piernas me rodean invitándome al cielo, mientras te beso nos unimos en una suave, lenta y profunda sensación de eternidad, nada podría borrar este momento, es un punto de no retorno, escogiste vivir, y elegiste tenerme en tu interior, me pedías que siguiera, que no parara jamás, continuamos fundiéndonos en la cama. Ahora tu tenías el control, tus caderas bailaban sobre mi, tus pechos eran atrapados por mis manos, mis dientes, mis labios y no paraba entrar en ti...
Tus ojos se perdían con cada movimiento, tu espalda se curva, tu gemidos son cada vez más fuerte, la habitación es el único testigo de tu orgasmo ahogado, intenso y largo. Al verte gozar mis movimientos se aceleran, mis manos apretan tus pechos y me dejo llevar, lo sientes salir y llenarte cada espacio de tu vagina, late fuerte, está caliente y exhausto.
Caes rendida a mi lado, jadeando y es cuando notas las 25 llamadas perdidas de tu iPhone. Me miras tiernamente lo apagas y te acurrucas sobre mi pecho.
No te duermas me dices, aún nos queda el jacuzzi.
Atrás quedó tu marido, el hoy fue más presente que el ayer y mañana quién sabe.
Gnite
No hay comentarios.:
Publicar un comentario